Colombia como anfitrión: Un Mundial Femenino que deja huella y nuevas oportunidades

El Mundial Femenino Sub-20, que tuvo lugar en Colombia, dejó valiosas lecciones para el desarrollo del fútbol femenino en el país. A pesar de la eliminación en cuartos de final ante Países Bajos, las jugadoras colombianas se enfrentaron a una dura realidad: la falta de competencia regular. Talento como el de Linda Caicedo no fue suficiente para superar la presión de un torneo internacional. La experiencia de las jugadoras, que compiten solo unos meses al año, resalta la necesidad de crear una estructura más sólida que les permita mantenerse activas y competitivas durante todo el año.

El éxito de la selección de DPR Corea, que se coronó campeona del torneo, subraya la importancia de una formación constante. Las coreanas, que han disfrutado de ligas estables desde 2002, muestran cómo un programa de competencia continuo es crucial para el desarrollo de jugadoras preparadas para los grandes desafíos. Esta falta de continuidad en la preparación es una de las áreas críticas que Colombia deberá abordar si desea ser competitiva a nivel internacional.

El profesionalismo de las Selecciones Asiáticas

Un aspecto destacado de este Mundial fue la actitud profesional de las selecciones asiáticas, especialmente de DPR Corea. A diferencia de otros equipos, las jugadoras no buscaron excusas por las dificultades que enfrentaron durante el torneo, como la altitud y los problemas logísticos. En lugar de quejarse, se enfocaron en dar lo mejor de sí en el campo, mostrando una mentalidad de superación que debe ser un modelo a seguir para la selección colombiana.

El profesionalismo demostrado por estas selecciones subraya que la mentalidad ganadora es tan importante como el talento. César Farías, entrenador de la selección, deberá trabajar en cultivar esta mentalidad entre sus jugadoras para que, en el futuro, Colombia pueda competir de igual a igual con los grandes del fútbol femenino. La actitud de las asiáticas nos recuerda que cada desafío es una oportunidad para crecer y aprender.

Éxito organizativo y asistencia del público

Colombia se destacó no solo por su desempeño en el torneo, sino también por la calidad organizativa y la impresionante asistencia de público. La FIFA reportó un total de 373.493 espectadores durante todo el campeonato, algo poco común en Mundiales juveniles, y un testimonio del creciente interés por el fútbol femenino en el país. En la final, a pesar de que no había un equipo local, la asistencia fue de 32.908 aficionados, lo que demuestra el compromiso de los colombianos con el deporte.

Este éxito organizativo ha llevado a la FIFA a considerar a Colombia para futuros torneos de alto nivel, lo que podría incluir un Mundial de mayores. Quienes argumentan que el fútbol femenino no vende han sido refutados de manera contundente; el respaldo del público en este torneo demuestra que, con la debida atención y recursos, el fútbol femenino tiene un gran potencial en el país. La Liga Femenina también ha mostrado señales positivas, y el desafío ahora es capitalizar este interés para fomentar el crecimiento y la sostenibilidad del fútbol femenino en Colombia.

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